Dos hombres sentados, miradas sangrientas. Ninguno de los dos tiene ganas de hablar. Al lado del edificio mucho perjuicio y embotellado.gifsonido de tráfico. Ni ellos mismos quieren hablar de política. Se abandonan a las posibilidades de que el sol hoy no se decida a aparecer. Su día a día parece aburrido. Sus ropas aunque limpias, no les convencen a ellos mismos de su otrora tan considerada función. Fruncen el seño y se enfrentan. Saben que en el momento que tengan que actuar va haber el conflicto de decidir a quién le toca. Su incumbencia una bendición. Su cometido, cambiar el destino de aquel a quién se le ocurra frotar a lámpara. Mientras tanto, su silencio cuestiona si el hecho de que sean dos allí es obra del destino o mera casualidad. Días oscuros para dos genios embotellados.