Cinco hombres indistintos cargan camisetas. Sus veranos, sus familias, sus matrices. El sello de los nudos de las manos de los hombres indistintos, son diferentes. Pero ellos no los veen. Temen que sean iguales y por lo tanto caminan enseñando sus camisetas con colores diferentes. Luchan por la diferencia que ya tienen y que sin embargo les hacen hombres indistintos. Y son hombres, los que luchan, independente del sexo, puesto que las mujeres, atentas a los nudillos de sus manos, que reciben la dicha de la vida, se rien de tan indistinta pelea.