La división engendra desconfianza. La desconfianza impide la fraternidad. Y sin fraternidad todos los sueños de abundancia permanecen sueños.
Mi casa casi que casa con tu casa. Mi silencio y tu silencio. Mi sonrisa y tu sonrisa. Si debes sonreír y yo no, si debes comer y yo no, si debes hablar mientras me callo, nuestros intentos separados traerán sufrimiento. Entonces hablo. Entonces te encuentro y te pierdo. Entonces me creo tus enredos y te cuido y te mimo y no escatimo esfuerzos.
Espero a la puerta de nuestra casa a que llegues pero tardas. Tardas porque llevas un sombrero de secretos que está haciendo peso en tu garganta. Y miro en tu mirada que ya no aguantas. Y te espero.
A ver si vienes, a ver si te veo, a ver si me dejas verme en tu sonrisa y acalentar tus sollozos en mis prantos. Por lo tanto, destinados a mirarnos en estos espejos curiosos, espeluznante.
Ahora eres muchos, ahora estás nervioso, estás cansado. Y te preocupas y quieres cambios y te subes en mi espalda para gritar bien lejos, y te sostengo y te mimo. Y dejo que grites lejos. Me pregunto que conseguiras … que ya no tienes. En estos bierzos, de espejos.
Casi toda la realidad, casi todo el cupo, casi toda la culpa recae sobre el otro, que no existe. Y estás triste y tienes miedo. Y ahora quieres pelea. Consejos de guerra y consejos de parranda.
Disculpa pero no te lo voy a poner fácil, no te daré una píldora, no voy a empujar tu columpio ni limpiaré más tu piscina. Ha llegado el momento de que me mires a los ojos sin rehuir en tus dilemas. Ha llegado la hora de que aunque quieras matarme dejes de intentar no verme.
Te requisito. Te convoco. Te convido. Ten el coraje de coger mi mano y de correr conmigo. Ten en coraje de descansar de tus convicciones, dejandolas sin perdelas, dejandolas ser. He venido a abrir tus manos, llevas estraños callos y el agua de la vid que un día cogiste, está haciendo algas en tus manos cerradas y levantadas. He venido a recordarte que no tienes que acordarse de nada. He venido a decirte que todo lo que necesitas lo llevas y si no lo llevaras no lo necesitarías para nada.
Soy esta sombra que casi no miras. Soy esta brisa que no puedes sentir. Soy lo que hay mientras gritas. Quitate el sombrero y ven conmigo.
eu também espero e » se hace camino al andar» como poetizava Machado.