Solamente deciros hola y descender la decencia de dicha desolación. Traeros una palabra o dos que puedan ser a la vez un pedido de perdón y una declaración. Que traiga calor como el sol y dulce como el helado, que tenga ruidos de playa y silencios de despertar. Que pueda ser una tarta y una torta, palabras escritas rápidas, desilusionadas lo suficiente para funcionar.