Por más que me enganche a ideas e ideales cómo si de barranquismo se tratara, soy consciente de que grande parte de mis inquietudes no pasan de una cuestión de perspectiva.

Es más, una vez caminando por una calle de una bonita ciudad austriaca me encontré pensando en miradas felinas, en ojos verdes y azules en el mismo rostro y no pude sentirme original y
una cuestión de perspectiva
autentico durante mucho tiempo, ya que en seguida me percaté que justo delante mío había una óptica cuyo escaparate consistía en una imagen de dos ojos uno verde y otro azul que llevaban unas gafas con un diseño bastante felino.

Aquello hizo mella en mí. Empecé a cuestionar hasta que punto mis ideas son mías o son el resultado de la «impresionante» cantidad de información visual, sonora, etc… que pasan por mis sentidos a lo largo del día, sin que yo ni siquiera me dé cuenta.

A la vez me hace cierta gracia la posibilidad de que mis más profundas convicciones sean resultado de algún anuncio de nocilla «mal digerido». En lugar de parecer algo cutre me parece una grandiosa prueba de la perfección de la vida. Y me veo como un espejo más caminando en un mar de espejos que juegan a reflejarse entre sí en una orquesta de proporciones infinitas!

Una orquesta de una sola nota… o ninguna! 😉

P.D.: Desde entonces conceptos como coherencia o hipocresía han cogido otros matices en mí entendimiento.  Me voy dando cuenta de que no soy algo muy sólido que se diga, que estoy en movimiento y que el exterior tiene mucho efecto sobre mí así como yo sobre él… la verdad he empezado a cuestionar la «frontera» entre yo y el exterior… pero no te engañes, aunque me vea en flujo, hay una cristalización en este ver, y día sí día también me encuentro en situaciones donde mi postura resulta naturalmente coherente cuando confrontada con un esfuerzo a mi alrededor por parecer coherente que emana hipocresía.

Creo que voy entendiendo lo que quería decir Charles Bukowski cuando decía:

«He visto perros con más estilo
que algunos hombres.
Aunque no muchos perros
tienen estilo.
Los gatos lo tienen en abundancia.»